sábado, 5 de noviembre de 2011

Por una Casa de las Culturas Ecuatorianas: El centro de estudios kañaris













Mujeres kañaris o azuayas asando cuyes en Girón.


Por: Oswaldo Páez Barrera

La región azuaya es un espacio histórico marcado por la presencia ancestral del pueblo kañari su insistente deseo se ser como es y su raigambre con la tierra, sus guerras y  derrotas o sus pírricas victorias, que junto con sus costumbres y sueños dan a su presencia actual y a la  región características insustituibles. Hablamos de la morlaquía asentada desde el sur de la provincia de Chimborazo, Cañar, Azuay, parte de Loja, de Morona Santiago, Guayas y El Oro.

Adulados y temidos por los incas, aliados y asimilados al incario, elevados a la categoría de hijos del sol cuando el gran Huayna Cápac salió desde Tomebamba, aliados de Huáscar y reprimidos cruelmente por Atahualpa, aliados de Francisco Pizarro en la toma del Cusco, caciques respetados durante la colonia y matriz de uno de los mestizajes más fecundos de los Andes, los kañaris siguen presentes en esta
Latinoamérica plural que busca aún su realización en los contextos contemporáneos.

Creadores de habilísimas manos, inquietos viajeros que hoy han recorrido el mundo entero y aprendido lenguas y saberes, los kañaris no han desaparecido sino que llegan a la contemporaneidad cargados de experiencias múltiples y dispuestos a participar en la construcción de sociedades más justas, solidarias e igualitarias.

La balandronada de los banqueros capitalistas golpeó a este pueblo lanzándolo en diásporas por los fasaiñanes de coyotes de todo pelaje, y hoy, cuando las nuevas amenazas mineras atentan contra la Pachamama, los kañaris, desde el fondo de las quebradas de Susudel, desde las rocas del Uzhcurumi, desde las lagunas de Kimsacocha o desde sus alturas de los cóndores cañarejos, alzan sus puños y se descubren a sí mismos en la fuerza temible que formando cordilleras de ira echará lejos a las nuevas amenazas.

Los colonialismos de diverso tipo han tratado de invisibilizarlos, de ignorar o desconocer su presencia asimilándolos visiones etno y eurocentristas que miran en el indigenado un obstáculo para el desarrollo del capitalismo. Esa visión, racista y antihumana es, ella sí, el principal impedimento para que los pueblos ancestrales en quienes múltiples injertos les han desdoblado hacia mestizajes culturales nuevos, se abran hacia genuinos espacios y tiempos de desarrollo en libertad.

Estudiar estas presencias históricamente novedosas es parte de la construcción de la libertad andina, en tal sentido, crear por primera vez una institución que estudie lo cañari es una necesidad no solo cultural sino política de nuestras comunidades azuayas.

Cuando hemos asumido este compromiso, nuestra LISTA UNO dará desde la dirección de la Casa de la Cultura, los pasos pertinentes para despejar el camino de tabúes culturalistas y folkloristas que hasta hoy han negado la presencia de nuestras matrices populares en todas las manifestaciones sociales.

El Centro de Estudios Kañaris articulará a todos los cantones y parroquias de la región en la búsqueda y el descubrimiento de nuestras presencias contemporáneas arraigadas en pasados que nos constituyen y, nos dan fuerza par enfrentar los nuevos retos que se proponen los pueblos que no desean desaparecer.

En una asamblea popular nuestra LISTA UNO se comprometió a fundar este centro en un acto al que están invitados todas las comunidades indígenas y mestizas de la región cañari, la cual tendrá lugar en la ciudad de Oña, al sur de la provincia del Azuay.

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